Depresion

Esta semana traigo un fragmento sobre una historia de depresión espero que te guste y te sea de utilidad.

Yola asistía a la universidad todos los días, aveces no entraba a clases y vagaba por la escuela sin rumbo, otras ocasiones estaba sentada sin escuchar lo que decían, regresaba a casa y se iba directo a su habitación, no iba a fiestas y convivía con pocas personas, sus padres la consideraban distante, solitaria y enojona.

Yola simplemente se sentía triste, tan triste que no podía comunicárselo a nadie, el primer pensamiento que llegaba a su cabeza era que nadie la iba a comprender, era tal su tristeza que sólo tenía pensamientos negativos, “nunca me sentiré mejor…no tiene solución…nadie me entiende…no les importo…” todos los pensamientos negativos se habían convertido en un cristal empañado que la cubría día a día impidiendo que viera otras soluciones, que se acercara a las personas o que otros se acercaran a ella. Este cristal empañado se veía como una cara de enojo, soledad o aislamiento, cuando lo que realmente escondía era miedo y desesperanza, ese cristal empañado se hacía más grueso por las noches y no permitía que Yola descansara, pasaba la noche con los ojos abiertos pensando en todas esas ideas negativas o teniendo pesadillas.

Yola estaba deprimida.

Cuando una persona cursa con depresión es complicado que pida ayuda, la misma tristeza desanima sobre las posibilidades de mejorar.

Para las personas de alrededor puede ser complicado entenderlo, ellos lo ven fácil la persona con depresión lo ve imposible.

Te invito a hacer un ejercicio, después de bañarte en el espejo empañado trata de ver tu rostro, ¿pudiste verlo con claridad?, después límpialo con un paño y podrás ver tu imagen con detenimiento.

La depresión es ese espejo empañado que aunque parezca tan simple y cercano como ver tu rostro puede ser muy complicado, aún así es algo que tiene solución, después de limpiarlo puedes verte tal como eres.

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