Todos en algún momento de la vida hemos mentido, en ocasiones, para obtener algún beneficio, para evitar un castigo o para proteger a alguien de una verdad dura, de hecho, en un estudio realizado en 1996, descubrieron que las personas en promedio mienten 2 veces al día, pero entonces, ¿Cómo diferenciamos entre una mentira normal y una persona mitómana?
Una mentira “normal” tiene un objetivo específico, las personas que recurren a una mentira pueden utilizarlas para reducir el estrés causado por algún problema que no pueden resolver, en situaciones embarazosas o como herramienta de manipulación y en la mayoría de los casos después de mentir, sienten culpa.
Una mentira patológica/anormal, no necesariamente tiene un objetivo y solo beneficia a la persona que formulan la mentira, son recurrentes y sin una clara motivación externa. Las mentiras patológicas son obsesivas y compulsivas.
Las personas con mitomanía desarrollan mentiras que están relacionadas con la realidad, se asocian con las situaciones que rodean al sujeto y miente la mayoría del tiempo, desarrollando la mentira por un largo tiempo. La persona mitómana no tiene una clara distinción entre la realidad y la mentira, pero reconoce la falsedad de sus historias si se le confronta con pruebas.
Las mentiras de los mitómanos suelen presentar un relato fuera de proporción, las historias son dramáticas, muy detalladas o complicadas e incluso con un grado de fantasía y regularmente, la historia suele colocar a la persona en una situación de héroe o victima creando un sentimiento de aceptación, admiración o simpatía en la persona que escucha su relato.
La mayoría de las personas que son mitómanas, desarrollan este síntoma como algo secundario a una enfermedad de base, sobre todo en los trastornos de personalidad como el trastorno limítrofe, disociativo, etc. Por lo tanto, el tratamiento siempre estará enfocado en la causa principal que provoca este síntoma, dentro de las técnicas más utilizadas está la psicoterapia.
Recuerda que todos mentimos en alguna ocasión, pero de eso a ser una persona mitómana hay una gran diferencia, si te sientes identificado con algunos de los datos que te comentamos, recuerda que puedes pedir ayuda de un profesional.
Bibliografia:
DePaulo, B. M., Kashy, D. A., Kirkendol, S. E., Wyer, M. M., & Epstein, J. A. (1996). Lying in everyday life. Journal of Personality and Social Psychology, 70(5), 979–995.