Es un hecho que todas las personas tenemos miedo a algo y la mayoría podemos vivir tranquilamente con eso. Sin embargo, una fobia es más que un simple miedo. Se trata de un temor intenso y persistente a objetos o situaciones específicas, que invariablemente provocan una respuesta de ansiedad ya sea por su exposición o la propia anticipación de peligro o daño. En esta sección te explicaremos porqué tenemos fobias y cómo podemos afrontarlas.

¿Qué causan las fobias?

Es mucho más fácil desarrollar una fobia si durante la niñez o la adolescencia hemos vivido experiencias que consideremos traumáticas como la pérdida de un familiar o un accidente.

Aún así las fobias también pueden ser secundarias a cosas de la vida cotidiana como la obscuridad, los relámpagos, la lluvia y que nuestra personalidad nos va dificultando afrontarlas.

Desde un punto de vista psicoanalítico una fobia puede ser secundaria a una angustia que sale de nuestras manos que es tan grande y fuerte que nos es mucho más fácil canalizarla en un objeto o situación conocida. Es decir la fobia viene de una angustia no identificada y difícil de entender.

 

¿Cómo reconozco si tengo una fobia?

Se necesitan identificar cuatro elementos importantes:

  1. Hay un objeto o situación específica que me desencadena angustia o no puedo tolerar
  2. Me angustio mucho al exponerme a ese objeto o situación
  3. Evito exponerme a situaciones u objetos que causan esa angustia
  4. El nivel de ansiedad que me causa es muy alto y los demás pueden considerarlo exagerado

Habitualmente las personas con fobias reconocen que su respuesta de miedo y angustia son totalmente desproporcionados al peligro real que plantea el objeto o situación; asimismo puede ser excesiva e irracional.

La precaución excesiva puede convertirse en parte de la vida y limitarnos a muchas cosas como viajar en avión por miedo a estrellarse o evitar a los perros por miedo a ser mordidos o conducir un coche por miedo a accidentarse.

 

Las fobias pueden desencadenarnos ataques de pánico caracterizados por sensación de ahogo, palpitaciones, falta de aliento, sensación de atragantarse, opresión o malestar torácico, náuseas o molestias abdominales, inestabilidad, mareo o desmayo, sudoración, temblores, sensación de hormigueo, entumecimiento, escalofríos o sofocaciones, sensación de perder el control o volverse loco y  hasta pérdida de orina de forma involuntaria.

 

¿Tengo una fobia, ahora qué hago?

Primero hay que tomar en cuenta que las fobias son algo muy común, evita sentirte agobiado por la incomprensión de los otros, si detectas que tienes una fobia lo más recomendable es acudir con un especialista en salud mental que junto contigo planeé una estrategia para afrontar este miedo.

 

@fannypsiquiatra